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rivadasAtribución 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)https://
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REVISTA RELAYN, 2023, Edición especial de Estudios de género, Sep-
tiembre-Diciembre, ISSN: 2594-1674
ductos nancieros y desarrollan las habilidades necesarias para tomar de-
cisiones informadas, evaluar riesgos y oportunidades nancieras, y mejo-
rar su bienestar” (OCDE, 2005; Banco del Bienestar, 2016).
Sin embargo, la educación nanciera puede ser denida, con-
siderando el entorno de las organizaciones y la economía general de un
país, como lo hace la Ocina de Información Cientíca y Tecnológica para
el Congreso de la Unión de México, al denirla como “el entendimiento
y adquisición de habilidades sobre el uso de productos nancieros con la
nalidad de tomar decisiones informadas, comprendiendo las consecuen-
cias y riesgos que conllevan. Esta es reconocida globalmente como una
habilidad esencial para la vida y contribuye a que los países tengan un cre-
cimiento más inclusivo y economías más resilientes” (INCYTU, 2018, 2).
La inclusión nanciera es denida por el Banco Mundial (2014)
como un proceso por el cual se puede mejorar la habilidad y la oportuni-
dad de las personas en situación de desventaja (desigualdad o pobreza)
para que puedan participar en diferentes ámbitos de la sociedad. Se dará
inclusión al acceder a la educación nanciera y al sistema nanciero, ya
que permite resaltar la participación de cualquier consumidor sin ningún
tipo de discriminación al núcleo social al que pertenece (Mungaray, Gon-
zález & Osorio, 2021, 3).
El crecimiento nacional en materia nanciera se ha dado, prin-
cipalmente, por los distintos programas gubernamentales y privados en
los que se invita al ciudadano a tener el hábito del ahorro, la inversión y
la buena distribución de sus gastos (Domínguez, 2017). Pero la falta de
conocimientos nancieros básicos inhibe la habilidad de aplicarlos, con-
lleva a que las personas utilicen métodos informales de ahorro y crédito e
incluso esquemas que pueden representar un riesgo para su patrimonio.
Lo anterior implica costos más elevados y la imposibilidad de ser aten-
didos por la autoridad competente, cuando se presente algún problema
(INCYTU, 2018).
Al respecto, 56.9 % de los hogares (20.9 millones) tienen algún
tipo de deuda, ya sea hipotecaria (4.2 millones) o no hipotecaria como tar-
jeta de crédito, créditos de nómina o personales, préstamos, etc. (19.7 millo-
nes de hogares). Del valor total de la deuda de los hogares, 55.4 % correspon-
de a deuda hipotecaria, 11.5 % a tarjeta de crédito, 9.3 % a vehículos, 8.4 % a
crédito de nómina o personal y 15.4% a otras deudas (Inegi, 2021).
El hecho de que cerca de 57 % del total de la población mexi-
cana tenga algún tipo de deuda, mientras que sólo 22 % realiza registro
de sus gastos y 52 % considera que el ingreso mensual que recibió no fue
suciente para cubrir sus gastos durante el último año de acuerdo con la
ENIF (Inegi, 2021), hace reexionar sobre la necesidad e importancia de
que en México se mejore la educación nanciera para lograr mayor bien-
estar económico.