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REVISTA RELEP, 2024, 6 (2), Mayo-Agosto, ISSN: 2594-2913
La denición de incidentes críticos juega un papel relevante
también en este trabajo, ya que se pretende identicar aquellos relaciona-
dos con el desarrollo de la profesión docente, especícamente los del gé-
nero. Para Del Mastro y Monereo (2014), “un incidente crítico consiste en
una situación inesperada y desaante que desestabiliza a quien lo recibe y
lo moviliza para adoptar alguna medida de urgencia, lo cual generalmente
se produce de manera automática y poco meditada” (p. 6). Al tratarse de
una situación inesperada, puede considerarse como positiva o negativa.
Se abordaron dos teorías sobre los ciclos de vida profesional do-
cente, las cuales permiten situar al sujeto de estudio en una etapa o fase se-
gún sus experiencias y otros elementos. La primera teoría es la que plantea
M. Huberman (1989 citado en Torres, 2005 2004), quien en su modelo de
vida profesional de los docentes distingue seis fases. La primera que esta-
blece es la iniciación a la carrera, la cual describe como una etapa que se
da generalmente en contextos desconocidos y donde el profesor se incluye
y adapta al “entorno en el que ejercerá sus funciones para comprender las
necesidades que esto implica y poder responder con efectividad a las de-
mandas de ese entorno” (Huberman, citado en Torres, 2005 2004, p. 26).
La segunda fase es la de estabilización, la cual “consiste en raticar una
elección única y subjetiva; el maestro adquiere mayor seguridad y se siente
parte de un colectivo” (Huberman, citado en Torres, 2005 2004); según
Huberman, consta de los cuatro a seis años de experiencia docente. Du-
rante la etapa de experimentación y diversicación, comprendida de los 7
a 18 años de servicio, “Los profesores se embarcan en una serie de experi-
mentos personales diversicando sus materiales de enseñanza, sus méto-
dos de evaluación, sus formas de agrupar a los estudiantes, o de organizar
las secuencias de instrucción” (Huberman, 1989, citado en Torres, 2005
2004, p. 29). La nueva evaluación es considerada como la fase cuatro. Hace
referencia a la rutina que se vive como profesor; da lugar al surgimiento
de dudas respecto a su labor y a la decisión de ser docente. Tiene lugar
generalmente a mitad de la carrera (Huberman, 1989, citado en Torres,
2005 2004). La siguiente etapa es la serenidad y el distanciamiento en las
relaciones, comprende de los 19 a los 30 años de experiencia docente. En
ésta “se pierden la energía y el ímpetu de momentos anteriores, para ad-
quirir la serenidad del ocio aprendido, pero manifestando una distancia
afectiva mayor hacia los estudiantes, creada por los propios alumnos ante
la diferencia de edad e incomprensión mutua” (Huberman, 1989, citado en
Torres, 2005 2004, p. 31). Por último, la fase de conservadurismo y quejas
ocurre en profesores que en general superan los 50 años; se es más conser-
vador ante los alumnos y los nuevos colegas (Huberman, 1989, citado en
Torres, 2005 2004).
Por su parte, Torres categoriza las etapas de la identidad profe-
sional docente mediante ocho fases, las cuales, según el teórico, están re-
lacionadas con la edad biológica del docente. La primera es la del acceso o
elección de la carrera, que no es considerada como una fase; sin embargo,