
9
Licencia de Creative Common Atribución-NoComercial-SinDe-
rivadasAtribución 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)https://
creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0
REVISTA RELEP, 2023, 5(1), Enero-Abril, ISSN: 2594-2913
dez, 2005, p. 3). En este mismo sentido, Wenger (2001) ya había articulado
la noción de comunidades de práctica, la cual constituye como una teo-
ría social del aprendizaje elaborada sobre cuatro supuestos: 1) el hombre
es un ser social, supuesto fundamental y esencial al considerar cualquier
situación referente al aprendizaje, 2) todo conocimiento parte de un refe-
rente que se constituye como punto de llegada, 3) el acto de conocer impli-
ca necesariamente un ámbito de participación con lo que lleva una actitud
activa ante el mundo, y por último 4) la construcción de signicado im-
plica necesariamente una experiencia del mundo desde la propia vida (p.
22). Estos elementos abonan a la importancia de la comunitariedad como
factor de aprendizaje y que en nuestro caso extendemos a la formulación
hacia los actores que lo gestan y lo proponen.
Siguiendo con Wenger, toda comunidad de práctica implica que
dicha comunidad contribuya al desarrollo de algunas competencias para
lo cual implica el desarrollo de tres dimensiones de la relación: compro-
miso mutuo, empresa conjunta y repertorio compartido (2001, p. 100);
dimensiones que sirven para la comprensión del caso que nos ocupa, de
la cual conviene rescatar el sentido de diversidad en relación con que con-
guró cierta identidad que le fue dando rostro a la comunidad docente;
superar la homogeneidad permite tejer redes de relación que facilitan la
construcción de signicados que inciden directamente en la práctica pro-
fesional. Para Wenger:
El compromiso mutuo no supone homogeneidad,
pero crea relaciones entre las personas. Cuando se
mantiene, conecta a los participantes de maneras que
pueden llegar a ser más profundas que otras similitu-
des más abstractas expresadas en función de rasgos
personales o categorías sociales. En este sentido, una
comunidad de práctica puede convertirse en un nú-
cleo muy rme de relaciones interpersonales (2001,
p. 104).
Para nuestro caso de estudio, la noción de “repertorio com-
partido” propuesta por este autor nos brinda un punto de análisis para la
experiencia de construcción de comunidad docente, ya que en la expe-
riencia analizada el ujo de signicantes que circuló en el intercambio de
experiencias constituyó un bagaje de elementos que permitieron ir no sólo
abonando a la conguración de una identidad grupal, sino que determina-
ron una serie de vehículos de expresión que objetivó la experiencia vivida
y facilitaron su intercambio para su comprensión y, consecuentemente, su
apropiación.
El repertorio de una comunidad de práctica incluye
rutinas, palabras, instrumentos, maneras de hacer,
relatos, gestos, símbolos, géneros, acciones o concep-
tos que la comunidad ha producido o adoptado en
el curso de su existencia y que han pasado a formar
parte de su práctica. El repertorio combina aspectos
cosicadores y de participación. Incluye el discur-
so por el que los miembros de la comunidad crean
armaciones signicativas sobre el mundo, además